23 febrero 2010

Pitada

Después de lo ocurrido el pasado domingo en Barakaldo durante la Copa (del Rey) de baloncesto, me surgen varias dudas:

* si la Corona es de las instituciones mejor valoradas en las encuestas, ¿están equivocadas o manipuladas? ¿nunca preguntan a los aficionados al baloncesto de Barcelona, Vitoria, Bilbao, Madrid, etc?
* Suponiendo que los pitos representan la opinión mayoritaria de los aficionados al baloncesto de Barcelona, Vitoria, Bilbao, Madrid, etc, ¿por qué en esas ciudades, y sus respectivas provincias y autonomías no triunfan opciones políticas más acorde con esa opinión? ¿no van a votar los aficionados al basket? ¿o tan poca es la afición al baloncesto?
* Si se hubiese tratado de la Copa del Generalísimo, ¿hubieran tenido el coraje de pitar también al jefe del Estado y/o al himno? ¿hubieran tenido la posibilidad de hacerlo sin temor? ¿cuántos mientras pitaban eran conscientes que la libertad para hacerlo proviene, en parte, de la actitud del propio Rey en momentos puntuales de la Historia?
* Si alguien pitase contra el Molt Honorable President o el Lehendakari durante la interpretación de su respectivo himno regional/autonómico/nacional, ¿qué reacción habría por parte de la gente de esa región/autonomía/nación?
* Si la democracia está hecha para poder opinar, pitar, criticar y ofender en libertad, ¿te importa que me cague en todos tus muertos?
* ¿Es tan difícil mantener cierta actitud de respeto con los símbolos de un país aunque no sea el tuyo, aunque no lo consideres el tuyo?
* El rey reina pero no gobierna, ¿qué significa? Y quiero decir, ¿qué significa realmente? ¿para qué sirve hoy en día un rey?
* Si alguien de los que estuvo en el BEC no estaba de acuerdo con la pitada ¿qué manera de expresarlo hubiera sido más efectiva? ¿gritar para acallar los pitos? ¿aplaudir como en un concierto de año nuevo?
* Si no se critica que muchos españoles piten los himnos de Francia o Inglaterra, ¿por qué se critica que alguien pite el himno español?

10 febrero 2010

Cheeeeeeeeese!

De buena mañana haciendo cola en Correos, el señor de delante gruñe algo imperceptible, saca su DNI y lo lanza sobre el mostrador de la funcionaria quien con cara de circunstancias se levanta muy profesionalmente para ir a buscar el envío del señor.

-Aquí tiene.
-Adiós.

Me toca el turno y veo la cara de inmensa felicidad (modo ironía: ON) que ha dejado la anterior experiencia en la cara de la funcionaria. Doy un paso adelante con una sonrisa que se cotiza muy cara a esas horas de la mañana, modulo amablemente un "Hooooola" y le tiendo el DNI para dárselo en la mano.
Si mezclamos 'sorpresa', 'alivio' y 'alegría' tendremos una descripción bastante aproximada del nuevo semblante de la funcionaria.
-Así que pasamos el otro día y no te pillamos, eh
-Sí, siempre me toca venir a recoger este tipo de envíos
-No padezcas, ahora enseguida te lo saco.
La despedida sigue con un tono parecido.

Despachar correspondencia detrás de un mostrador no parece de entrada un trabajo atrayente, pero ¿realmente estudiar átomos o ser ingeniero de sonido o representante de deportistas son opciones tan fantásticas? ¿Por qué? ¿Qué tienen de especiales?
Durante unos segundos la funcionaria que cuento seguro que ni siquiera ha tenido la noción de estar trabajando, sino de estar ayudando a alguien, y cuando ha visto mi cara de gratitud se ha sentido de putamadre. Seguro además que ha recibido todavía con cierta sonrisa en la cara al siguiente cliente y éste, a poco que la haya mirado, no habrá podido evitar corresponder en la medida que sus preocupaciones, educación y estado general de ánimo le haya permitido.

Yo por mi parte he salido contento de ver que nos hemos contagiado buen rollo, y eso me dará cuerda durante un rato para seguir manteniendo esa actitud.

Esto es una rueda, una pescadilla que se muerde la cola, pero alguien tiene que empezarla, alguien ha de arriesgarse a una hernia de corazón y ofrecer la primera sonrisa del día.
¿Por qué no yo?