09 diciembre 2008

Nosotros Vs. Ellos

Estar fuera de tu ciudad, pueblo o comunidad (o país) y oir por casualidad cómo te ponen a parir a tí y a los que son de tu mismo lugar es una situación estresante. Me dan ganas de levantarme y decir a esa gente: "¿de verdad os pensáis que todos allí somos tan chulos o paletos o agarrados o pijos o cabrones (o lo que sea que estén diciendo) ?"

Lo lógico, digo yo, es que la chulería, la garrulería, la gilipollez y demás lindezas estén repartidas de manera muy similar independientemente del lugar, sin embargo qué fácil nos resulta caer en eso de: "Es que los de X son todos unos....", sobretodo si estamos un grupito de personas. Es como si descalificar a la gente de otro sitio -simplemente por eso, por ser de otro sitio- ayudara a reafirmar nuestra identidad y nuestra sensación de pertenecer a un grupo: nosotros. ¡Qué calorcito más bueno sentimos cuando formamos parte de un grupo, de un rebaño, y no somos una simple oveja solitaria!
Y claro los que no somos nosotros son ellos. Obviamente nosotros somos los buenos, los tolerantes, los simpáticos. ¿Ellos? Ellos representan todo lo contrario.

Reconozco que es difícil no caer en este error tan asqueroso y desdeñable. Aunque tengas conocidos, amigos o incluso familiares en ese otro sitio, y procures echar mano de cordura, siempre llega un momento en el que cruzar la línea es tan fácil como abrir la boca y decir cuatro insultos. Basta con que alguien tire la primera piedra y a partir de ahí es una reacción en cadena. Hasta la gente menos fogosa llega un momento que de tanto oír como le critican se cansa y contraataca con el mismo arma; y entonces es el turno de los del otro lado que reaccionan igual; y así hasta que la infección es enorme y ya se puede decir que los de X y los de Y se llevan a matar, y así hay que aparentarlo y representarlo si alguien te pregunta, para que quede claro que tu formas parte de nosotros, y que no vas con ellos. ¡Puaj! ¿Qué se gana con ese odio? No lo entiendo.

Lo más gracioso de todo es que cuando tienes rivalidad (sic) con varios sitios puede ocurrir que los improperios que te dediquen sean contradictorios. Por ejemplo, para los de una ciudad más pequeña que hay muy próxima a la mía resulta que yo soy un pijo por ser de X; pero para los de una ciudad bastante más grande, algo más al sur, soy un paleto de pueblo. Como dijo Leño: sorprendente.